El avance de la investigación revela que el número de víctimas por fentanilo contaminado podría ser mucho mayor al informado.
La estadística oficial sobre el escándalo del fentanilo contaminado todavía no cierra del todo. Mientras la Justicia presume que la droga provocó 96 muertes en el país y el Ministerio de Salud reconoce la mitad, crece la sospecha de que el número real podría ser mucho mayor.
El caso tiene varios puntos ciegos que preocupan a los investigadores y que podrían modificar drásticamente el balance final. El principal está en Córdoba, que figura como la segunda provincia que más ampollas en mal estado administró después de Santa Fe, pero que registra una cantidad de fallecidos llamativamente baja.
Según los datos oficiales, Santa Fe contabiliza 62 muertes asociadas al fentanilo contaminado, mientras que Córdoba -que aplicó un 40% menos de “frasquitos”- solo reportó dos. La desproporción es tan marcada que se convirtió en uno de los puntos centrales de la investigación.
Las cifras, además, son dinámicas. Cuando se pensaba que el número de víctimas fatales rondaba las 76, el conteo se elevó de golpe a 96. El crecimiento estuvo ligado a nuevos reportes de provincias y al hallazgo de más ampollas contaminadas.
La ANMAT confirmó que dos de los cinco lotes producidos entre el 17 y el 20 de diciembre de 2024 tenían bacterias multirresistentes a antibióticos. Uno de ellos, el 31.244, no habría llegado a administrarse. El otro, el 31.202, sí fue distribuido y aplicado en varias jurisdicciones. Ese lote, con casi 155.000 ampollas contaminadas, llegó a Santa Fe, Formosa, La Plata, la Ciudad de Buenos Aires y Córdoba. Cerca de un tercio fue utilizado en pacientes y el resto fue identificado y aislado recién esta semana.
El cálculo que revela posibles subregistros
Un cálculo estadístico básico realizado por Clarín muestra que, en promedio, se registró una muerte cada 332 dosis administradas por vía endovenosa en las provincias con datos más claros. En CABA, por ejemplo, se informó un solo fallecido tras aplicar 338 ampollas contaminadas.
Este promedio cuadra bastante bien en Santa Fe, Formosa y Buenos Aires. En Santa Fe, por ejemplo, la proporción estimada arrojaría 66 muertes, muy cerca de las 62 reconocidas. En Formosa, la cuenta da 2,7 fallecidos, prácticamente lo que informaron oficialmente (3).
Córdoba es la gran excepción. Recibió casi 13.500 ampollas del lote 31.202 y, con la misma proporción, debería tener cerca de 40 muertes. Sin embargo, sólo reconoce dos. Esta diferencia alimenta la sospecha de un subregistro o de casos no investigados a fondo.
La Justicia federal investiga si la Clínica Vélez Sarsfield, de Córdoba, no indagó lo suficiente en sus casos sospechosos o si retuvo información clave. En ese centro, donde actualmente se recupera Giovanni -el bebé de tres meses que sobrevivió al fentanilo contaminado- se administraron casi 1.700 ampollas.
Para dimensionar el riesgo, vale recordar que un paciente adulto en terapia intensiva puede recibir entre 15 y 20 ampollas de fentanilo por día, especialmente si requiere asistencia respiratoria mecánica. En internaciones prolongadas, la cantidad total puede ser muy alta.
¿Dónde podrían aparecer más muertes por fentanilo contaminado?
La Clínica Vélez Sarsfield entregó sólo cuatro historias clínicas vinculadas a casos sospechosos, pese a que la cantidad de dosis administradas fue similar a la del Hospital Italiano de La Plata, donde se destapó el escándalo en mayo y donde hubo al menos 15 muertes.
El Ministerio de Salud de Córdoba sostiene que los laboratorios Ramallo y HLB Pharma -productores del fentanilo contaminado- no son proveedores directos de la cartera, y que las compras se realizan comparando marcas habilitadas. El problema, según admiten, estaría en el circuito privado. En total, 18 sanatorios privados cordobeses recibieron ampollas del lote contaminado. Este dato refuerza la hipótesis de que podrían aparecer más casos si se revisan las historias clínicas y se cruzan los registros de fallecimientos ocurridos en ese período.
Formosa, que en un principio decía no tener víctimas, terminó reconociendo tres muertes tras administrar 935 ampollas contaminadas. Ese cambio de postura hace pensar que Córdoba podría seguir un camino similar en los próximos días, ajustando sus cifras a la realidad.
Por ahora, las 96 muertes oficiales son apenas una foto parcial de un problema que sigue en desarrollo. Lo que ocurra con Córdoba podría no sólo modificar ese número, sino también exponer fallas en la trazabilidad de medicamentos de alto riesgo en todo el país.