Creada por padres de chicos con discapacidad, la Escuela Especial María Montessori de La Plata educa desde la temprana infancia.
Desde hace cuatro décadas, la Escuela Especial María Montessori trabaja en la educación de los chicos con discapacidad en La Plata, formándolos desde los primeros meses de vida y acompañándolos en el difícil proceso de adaptación a una sociedad en la que persisten grandes obstáculos para la integración.
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La Asociación María Montessori nació en el año 1986, a partir de la iniciativa de un grupo de padres de chicos con discapacidad preocupados por la ausencia de espacios para sus hijos al finalizar la escolaridad. Tras fundar la asociación, crearon la escuela y el centro de día, donde asisten los chicos que superan los 21 años.
Actualmente van a la escuela ubicada en 5, entre 63 y 64 unos 100 chicos con discapacidad motriz que, en muchos casos, tienen discapacidades asociadas. Las edades van desde los 45 días de vida -cuando reciben educación temprana- hasta los 21 años.
Tras pasar por los niveles inicial, primario y secundario, los alumnos egresan entre los 18 y los 21 años. Luego de graduarse, varios continúan asistiendo al Centro de Formación Integral, que incluye a adultos de 22 a 40 años.
El objetivo de la asociación es educar, rehabilitar, asistir, integrar y acompañar en su crecimiento al discapacitado motor, con y sin patologías agregadas. Para eso cuentan con equipo de profesionales que incluye maestras estimuladoras, fonoaudiólogas, psicopedagogas, asistentes educacionales, fisiatras, kinesiólogas y asistentes sociales.
Su tarea es ardua en un contexto en el que todavía persisten “muchísimas barreras” para la integración, tal como afirma la directora del colegio, Guadalupe Tona. “En la misma cuadra de la escuela es difícil que los chicos puedan transitar con las sillas de ruedas”, ejemplifica Tona y agrega: “La mayor dificultad es el transporte. Algunos pueden viajar en micro, si es adaptado, pero muchas veces terminan ingresando más tarde porque el micro no les paró”.
La “manzana poética” de La Plata
Los contenidos de la escuela Montessori son los mismos que se brindan en otras escuelas de enseñanza especial, con especial foco en la literatura. En ese marco, desde hace 8 años el colegio lleva adelante un proyecto muy especial, que los vecinos del barrio suelen esperar: la “manzana poética”. Cada mes de septiembre los chicos salen a recorrer la manzana de la escuela y dejan poemas y canciones seleccionados por ellos mismos en los árboles y en las ventanas de las casas y también se los regalan a la gente que pasa.
Además, cuentan con un taller de bochas adaptadas y, durante el horario de educación física, practican para participar de los Torneos Bonaerenses. Los alumnos de nivel secundario pasan del nivel básico al superior, asistiendo en jornadas de 8 horas en las que se les brinda desayuno, almuerzo y merienda.
En el nivel superior reciben formación general y, en el contraturno, empiezan a incursionar en lenguajes tecnológicos para luego pasar a la formación técnica específica. En el caso de la escuela Montesori, esta formación es en serigrafía. Los estudiantes crean estampas y productos como bolsos y remeras que luego se venden.
La ciudad de La Plata y sus barreras
Una vez que los estudiantes egresan, pueden continuar en el Centro de Día o, si no tienen impedimentos cognitivos, también pueden buscar formarse en las instituciones terciarias y universitarias de La Plata. En tal caso, deberán prepararse para enfrentar las severas trabas de una sociedad que no los tiene en cuenta.
“Es muy complejo el panorama”, sentencia Guadalupe Tona y agrega: “Hay muchísimas barreras a nivel social y también a nivel universitario. Todavía queda un camino largo camino por recorrer”.
En cuanto a la formación superior, Tona refiere que el principal obstáculo con la que se encuentran al ingresar a la Universidad, es humano. “Los docentes no flexibilizan ni modifican los contenidos que trabajan en las aulas”, describe.
“En cuanto a barreras edilicias, están todas las que se puedan imaginar”, agrega la directora del colegio Montessori, en referencia a la falta de adaptación de los espacios institucionales y comerciales de La Plata y concluye: “La discapacidad motriz tiene por delante muchas más barreras que otras”.
La tarea de integrar en un contexto difícil
Aunque es un escuela privada tiene aporte estatal. El gobierno provincial paga los sueldos de los profesionales y no se le cobra la cuota mensual a las familias de los alumnos porque la misma es cubierta por su obra social que, en la gran mayoría de los casos, es IOMA.
La tarea de quienes llevan adelante la escuela nunca fue fácil. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha complicado aún más, por los efectos de la inflación sobre los insumos que necesitan para trabajar y la demora en el pago de las cuotas por parte de la obra social.
A pesar del aporte estatal para los salarios de los profesionales, el colegio debe sostener el sueldo de los auxiliares, el seguro, el servicio de emergencia, los alimentos del comedor y los insumos de higiene, ya que muchos de los chicos usan pañales.
Ante esta necesidad, desde la Escuela Especial Montessori reciben donaciones de todos los platenses que quieran colaborar para que su proyecto continúe vigente. La ayuda puede ser económica, por medio de una donación al alias escuela.centro.dia (a nombre de Asociación María Montessori) o, incluso, una suscripción mensual para la cual hay que comunicarse al teléfono del colegio: (0221) 4281536.
Por otro lado, se puede ayudar donando equipamiento o insumos como resmas de hojas A4, planchas de cartón o de corcho, pinceles, acrílicos, pizarras magnéticas y de paño. También necesitan témperas y acrílicos de varios colores, plasticolas, papel afiche y cartulina de varios colores, goma Eva, fibrones, crayones, lapiceras y esténciles de diferentes formas.